CRISIS EN ESPAÑA, FIN DE UN SUEÑO PARA MUCHOS.


De nada han servido años de trabajo y sacrificio lejos de la familia y amigos para Federico, Jacinto y José, o para Diana, Martha y Carolina, así como para otros colombianos para quienes la crisis económica truncó sus sueños de un futuro en España.

Ponerle rostros a los nombres a la larga no tiene importancia, cuando todos protagonizan la misma historia de desilusión y frustración, cuyo drama convierte un sueño en una pesadilla. Una pesadilla que los deja sin empleo, sin comida, sin casa y los obliga a retornar al país a reconstruir nuevamente sus vidas.
Desde el comienzo de la crisis en el 2008, hasta lo que va del 2012, los colombianos son la población latina que más empleo ha perdido, y la que más ha retornado a su país, según cifras del Ministerio de Trabajo e Inmigración español.

Por lo menos 14 mil colombianos engrosaron las filas de los desempleados, solo entre diciembre del 2011 y marzo de 2012. Se desconocen aun los números del segundo trimestre, pero de acuerdo con la tendencia de destrucción de empleo que registra el país, sin lugar a dudas continuarán siendo desalentadores.

Pero lo peor de padecer esta crisis no es quedarse sin trabajo, porque tendrás un subsidio de desempleo por un periodo, mínimo de cuatro meses si has trabajado solo un año, e incluso una vez terminado este, podrás recurrir a las ayudas sociales por otros seis meses.

Lo peor viene cuando pasa el tiempo, uno, dos y hasta tres años sin que se consiga un empleo. Cuando el subsidio y la ayuda social se acaba a pesar de reducir tu nivel de vida al mínimo para estirar el dinero, cuando te quitan tu tarjeta en el comedor social para dar tu plato de comida a otra familia que ha demostrado necesitarlo más que la tuya, o cuando el banco ejecuta tu préstamo y te quita la casa porque en esos tres años el dinero del subsidio no te alcanzó para el pago de la hipoteca.

Pero si crees que las consecuencias de la crisis terminan allí te equivocas. Aún te queda el dejar de lado el orgullo personal, la vergüenza, para pedir a los amigos que te den cobijo y comida para tu familia, porque aun tienes la esperanza que las cosas cambiarán y poco a poco recuperarás lo conseguido en seis y hasta doce años de trabajo en este país.

Pero pasa el tiempo y ese cambio no llega, y es entonces cuando en medio de la más profunda frustración y en muchos casos indignación, maldices a un país que en un tiempo te dio todo para luego quitártelo. Decides entonces olvidarte de todo y devolverte a tu Colombia, patria querida, donde no sabes si igual no conseguirás empleo y pasarás hambre, pero estarás con tu familia y tus amigos.

Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración Español, la decisión de regresar, de devolverse, la tomaron entre 70 y 90 colombianos al mes en lo que va del año. Sin embargo, según datos dados a conocer por diversas ONG de ayuda a colombianos, la cifra hubiese sido muchísimo mayor, si se tiene en cuenta que existe un número no cuantificado de compatriotas que están de manera irregular en España, que desean retornar a Colombia, pero no han podido porque les es imposible reunir el costo del pasaje de avión.

La crisis afecta a todos.
Lo que deja claro esta crisis es que no discrimina y sus consecuencias afectan también, aunque en diferente grado y forma, a los nacionales españoles.
En el reciente debate de investidura el presidente español, Mariano Rajoy, fijó la cifra de desempleados en 5.5 millones. Pero si la cifra es preocupante, lo es más la destrucción de empleo que no cesa en todos los campos laborales en este país.

Esta situación ha hecho que los nacionales españoles, tanto trabajadores como empleadores, cambien de mentalidad y preferencias frente a las pocas ofertas de empleo que se presentan en este tiempo de crisis.
Anteriormente, los potenciales trabajadores españoles eran selectivos al momento de entrar al mercado laboral. Esto es, descartaban algunos sectores laborales como los trabajos en el campo, la construcción, servicios domésticos y públicos, entre otros, mientras que a su vez a los empleadores no les importaba, porque preferían contratar a extranjeros, sobre todo latinos, por ser una mano de obra eficiente y barata.

Actualmente los españoles ya no hacen esa selección y aspiran, o mejor dicho, reclaman para ellos los trabajos que antes rechazaban, aceptando las condiciones y salarios que los empleadores en tiempos de crisis imponen. Es decir, de alguna manera para ellos, su sueño de ser ciudadanos de un país desarrollado que les permitía el lujo de escoger el trabajo del que generarían su sustento, se ha terminado.

Esto merma aun más las posibilidades de empleo para los extranjeros, ya que no tienen ninguna posibilidad en esta competencia de necesidades con los nacionales españoles que, por lógica solidaridad, son preferidos por sus compatriotas empleadores.

Esta preferencia ya se evidencia en aquellos trabajos de cara al público, como cajeros y reponedores en supermercados, mensajeros y dependientes de almacenes que, hace apenas unos meses, eran realizados por latinos y en especial colombianos, y hoy están a cargo de españoles.

La crisis ha llevado a los desempleados españoles de las grandes ciudades a recurrir a la venta ambulante de comida y cigarrillos durante las madrugadas, actividad prohibida por los organismos de sanidad y a la que se dedicaban, casi exclusivamente, ciudadanos asiáticos.

¿Hasta cuándo?. Pero ¿Hasta cuándo tendremos que resistir extranjeros y nacionales las consecuencias de esta crisis económica que para algunos analistas es más severa aquí en España que en otros países del mundo?
La respuesta la han buscado muchos medios de comunicación especializados en el tema económico a través de entrevistas y encuestas con empresarios españoles y analistas, que coinciden en prever que la recuperación económica española comenzará a registrarse en dos años.

Hay que decir que el español corriente, el ciudadano de a pie en este país, es escéptico sobre esos pronósticos, ya que el plazo de dos años, se viene dando desde el mismo comienzo de la crisis, hace cuatro, sin que hasta el momento se vean brotes de recuperación.

No me queda ninguna duda que si la pregunta se la hacen a algún colombiano, este responderá que la crisis durará, hasta que el cuerpo y la voluntad aguanten.

Los afecta, pero no regresan

El desempleo y la incierta posibilidad de un trabajo en negro, es decir sin contrato alguno y mal remunerado, son algunas de las consecuencias de la crisis en España que más llevan a los colombianos a abandonar este país y regresar a Colombia.
Esto no quiere decir que aquellos compatriotas que tienen la suerte de contar con un empleo no sufran otras consecuencias de esta crisis que, sin lugar a dudas, afecta a todos los que en este país dependamos de un salario.
Si bien contar con un empleo nos coloca en un grupo privilegiado, no nos excluye de la pérdida de otros valores que, de alguna manera, justifican los sacrificios que encierra la decisión de emigrar de tu país. Sin embargo, algunos colombianos están dispuestos a renunciar a estos valores, por lo menos mientras tengan un empleo que les permita subsistir “hasta que las cosas cambien”.

Por Alfonso Ricaurte Miranda

Tomado del Herdaldo

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